A mí se me hace cuento que murió María Elena.
Como el agua y el aire, la juzgo tan eterna.
Adaptación libre de Fundación mítica de Buenos Aires, de Jorge Luis Borges
No. No es cierto que María Elena se haya ido.
Siento mucha tristeza porque físicamente se murió.La lluvia de anoche y el cielo gris de hoy sintonizan con la melancolía de quienes la lloramos.
Pero María Elena estuvo en nuestras vidas desde siempre, y en ellas se quedará para siempre. No solo por lo consabido -que las obras sobreviven a sus autores, sobre todo si son artistas-, sino porque ella anida en nuestros corazones, entre nuestros afectos más entrañables y forma parte de nuestra vida cotidiana.
Con María Elena hemos establecido una verdadera comunión, de apropiación de su canto y su palabra por parte nuestra, y de apropiación de nuestro corazón y nuestra memoria por parte de ella.
Y está allí, en el winco donde apenas ayer gastábamos sus longs plays de tanto escucharlos. En las guitarreadas de nuestra juventud, en las que todos sabíamos "una de ella". En los teatros adonde fuimos a gozar de sus canciones, pero también aencontrar refugio para nuestras almas estragadas, y palabras para nuestros silencios asfixiantes. En los tantísimos libros y discos de ella que recibimos, regalamos, prestamos, perdimos, no devolvimos, escondimos, citamos y, sobre todo, sabemos de memoria. En las nanas que cantamos y repetimos y volvemos a repetir a nuestros hijos, nietos, sobrinos, ahijados, personas queridas con la intención de aportar alegría y amor a su manera de mirar el mundo. Y también… fina ironía.
María Elena nos conduce de la mano, amorosamente, desde el país de la infancia hasta el país jardín de infantes.
Está ahí cuando la ciudad se nos vuelve extraña, pero también cuando morimos de extrañeza por ella.
Ella expresa nuestro desgarro por la existencia así como la obstinada convicción de que vale la pena vivir.
Ella sabe de nosotras, las mujeres, de nuestras heridas y sometimientos, y también de los de todos, hombres y mujeres.
Ella nos acompaña cantando a través de cada momento, desde que nos levantamos hasta queanochece, y tiene palabras para cada situación, paracada circunstancia cotidiana.
Desde que llegó, de la mano con Leda Valladares, hasta que, sola, cobró vuelo y presencia, María Elena Walsh nos representa, convoca, alude, conmueve, porque ha tamizado la experiencia del mundo a través de su percepción, humor y melancolía, a la manera de los trovadores y juglares de antaño, a la manera deun gorrión de Buenos Aires.
Gracias, querida María Elena, por tanto amor.
Gracias, porque nunca nos dejaste solos.
Gracias, porque siempre tuviste la palabra o la canción precisa.
Gracias, porque siempre comprendiste sin explicaciones y te expresaste sin rodeos, pero con delicadeza sutil, como de mariposa.
Gracias, por hacer de la literatura un territorio amigable y acogedor, y de las canciones, una buena costumbre siempre presente en la vida cotidiana.
Gracias porque sentiste lo necesario cuando era justo -bronca, enojo-, pero superaste estereotipos y prejuicios desde el amor y desde el humor.
¡Gracias, eternamente, por Manuelita!
Gracias, al fin, por llegar, partir y permanecer con tu asunción de la poesía.
Marisa
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